FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.
Oh muerte, ¿dónde está tu victoria? (1ª Corintios 15)
"Anegada en dolor, está María junto a la Cruz. Y Juan, con Ella. Pero se
hace tarde, y los judíos instan para que se quite al Señor de allí.
Ellos no eran conocidos públicamente como discípulos del Maestro;
no se habían hallado en los grandes milagros, ni le acompañaron en su
entrada triunfal en Jerusalén. Ahora, en el momento malo, cuando los
demás han huido, no temen dar la cara por su Señor.
"Sin esposo, porque estaba
Pechos que hubiesen criado,
Me llega esta oración que unos atribuyen a nuestro Papa Francisco y otros dicen que si bien él la ha recomendado no es de autoría. Lo que menos importa de esto es el autor, sino su utilidad.
1. El pulgar es el más cercano a ti. Asi que empieza orando por quienes estan más cerca de ti. Son las personas más fáciles de recordar. Nuestra familia, nuestros amigos, con quienes trabajo o estudio.......... Orar por nuestros seres queridos es "una dulce obligación". También damos gracias a Dios por ponerlos a nuestro lado.
4. El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a
muchos les sorprenda, es nuestro dedo más debil, como te lo puede decir
cualquier profesor de piano. Debe recordarnos orar por los más debiles, con muchos problemas o postrados por las enfermedades.
Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca será demasiado lo que
ores por ellos. También debe invitarnos a orar por los matrimonios y las familias. Damos gracias Dios por su ejemplo, su lucha constante y su valentía.
En estas tres
Lecturas veo algo en común: el movimiento. En la Primera Lectura el
movimiento es el camino; en la segunda Lectura, el movimiento está en la
edificación de la Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el
movimiento está en la confesión. Caminar, edificar, confesar.
Tras la renuncia del ya Papa Emerito Benedicto XVI, que se hizo efectiva el pasado día 28 de Febrero, y ahora que en apenas dos días comenzará el cónclave que elegirá al nuevo Sumo Pontífice que regirá nuestra Iglesia, quiero traer a esta entrada parte del texto que publiqué en la Cuaresma de 2007 en la revista Gólgota y que hacía referencia a la elección de Joseph Ratzinger como Papa y a su primera encíclica acontecida apenas 24 meses después. Sirva como homenaje a nuestro querido Papa Benedicto XVI y meditación para la nueva elección que está por llegar:
La mayoría de
los medios de comunicación, parte del mundo y hasta determinados sectores de la Iglesia recibieron la
noticia con cierta frialdad y cautela. Ciertos profesionales de la Información nos habían
estado vendiendo la imagen de un Cardenal Ratzinger que venía a ser el nuevo
Gran Inquisidor. Teníamos hasta este momento la imagen de un Cardenal duro,
frío, intransigente. O al menos eso era lo que nos habían hecho creer. Era lo
que creíamos más por lo que nos habían dicho, que por lo que sabíamos por
nosotros mismos.
Muchos amigos
de diversas cofradías me llamaron esa tarde para intercambiar opiniones, y con todos
hablamos de “esperar”, de dejar que siguiera soplando el Espíritu Santo, como
acabada de hacerlo en la elección de un Papa que nos daba una primera sorpresa
al elegir un nombre asociado, como era el caso de su antecesor Benedicto XV, a
la lucha por la paz y la conciliación de los pueblos.