martes, 22 de febrero de 2011

Si a Arabia tu vas....

El libro de los muertos egipcio es un texto funerario que contenía una serie de sortilegios y formulas mágicas que ayudaban al difunto en su estancia en el Duat (que era un cielo en el inframundo donde deambulaba el espíritu del fallecido hasta el Juicio de Osiris).

El espíritu según la mitología egipcia estaba compuesto de varios elementos: El Ib o corazón, que era la conciencia y la moralidad (todavía hoy se representa así). El Ka era la "fuerza vital" del hombre, lo que le confería la inmortalidad, y que regresaba al cuerpo enterrado (por eso la momificación) junto al Ba.
El Ba era la personalidad del difunto. Lo que le conectaba entre el mundo material y el de los dioses. Estaba íntimamente ligado al Ka y le ayudaba a este a unirse al cuerpo material. También formaba parte del espíritu del difunto el Ren, que era el nombre del fallecido (por eso era tan importante el nombre que se le ponía al principio de la vida), el Aj y el Sheut.

En fín, que estos sortilegios y todos los ritos del embalsamamiento/momificación y enterramiento en mastabas, pirámides y otras tumbas, iban encaminados a hacer posibles las aventuras y desventuras del espíritu del difunto por el inframundo, con la mirada atenta de Nut, hasta llegar al juicio de Osiris, que era lo importante de todo esto.

Este mito era realmente bonito. El dios Anubis acompañaba al espíritu del fallecido ante el tribunal presidido por Osiris (les recomiendo que lean la mitología de Osiris, Isis, Horus y Seth, ya que es bastante curiosa). Allí Anubis extraía el corazón (el Ib) del difunto y lo depositaba en uno de los platillos de una balanza. En el otro lado de la balanza se colocaba la pluma de Maat (símbolo de la Verdad, la Justicia y la Armonía).

Mientras, un jurado compuesto por dioses le formulaban preguntas acerca de su conducta pasada, el corazón disminuía o aumentaba de peso dependiendo de sus respuestas. Al final Osiris dictaba sentencia. Si el hombre había sido justo en vida, su corazón pesaría igual o menos que la pluma de Maat. En este caso su Ka y su Ba podían reencontrarse con su momia y vivir eternamente en el Paraíso egipcio (el Aaru).

En caso contrario, si su corazón pesaba más que la Justicia y la Verdad, el veredicto era negativo y su Ib era arrojado a Ammit, una mezcla de cocodrilo, león e hipopótamo, que lo devoraba. Esto suponía el fin de la condición inmortal del difunto, y dejaba de existir para siempre.

A mí, que siempre me interesó y me gustó mucho la historia de Egipto, y que vi cumplido uno de mis deseos cuando visité aquella extraordinaria tierra con Marisa en el viaje de novios, he seguido con mucha atención (y sigo, porque esto va para largo) todo lo ocurrido en la tierra del Nilo.
Precisamente por la ya famosa plaza de Tahrir, paseamos varias veces en los tres dias que estuvimos en El Cairo, dado que al lado está el Museo Egipcio, y cerca hay varios restaurantes que nos recomendaron. Nunca nos imaginamos que aquello sería el centro de la actualidad mundial durante mas de quince días.

El faraón Mubarak, que está desaparecido del mapa y del que se cuenta de todo (que está en un balneario de Sharm el-Sheikh, que está en Arabia, que se encuentra protegido por Israel, o que está en coma por el disgusto que le ha dado su amado pueblo), se encuentra precisamente en este inframundo egipcio o Duat, camino de su particular juicio ante Osiris. Desde que le congelaron las cuentas en Suiza, su Ka y su Ba perdieron contacto con el mundo "material" y ya solo le queda convertirse en una momia sin alma embalsamada en alguna prisión, o como mucho exiliarse en algún país amigo, con el peligro de revuelta que tendrá quien le acoga.

A Ben Alí ya lo juzgó el Osiris tunecino y el Osiris de la Comunidad Internacional, y despues de comprobar que su corazón pesaba como el oro que tenía en sus cajas fuertes, se decidió por unanimidad (aquí se permitió también un tribunal popular) que su Ib se lo comiera el cocodrilo (aunque parece que no está del todo mal en Arabia Saudí).

Despues vino Egipto y el ejercito fue tan listo como el de Tunez.

A raiz de esto han venido revueltas y manifestaciones en Yemen, Argelia, Bahrein, Libia, Marruecos, Jordania y hasta en China.

En fin, que se ha liado bien gorda por Alá, digo, por allá.

Si las monarquías de Jordania, Bahrein y Marruecos recuerdan aquello de "si las barbas..." deberían ya empezar a mover ficha. No vaya a ser que sus "faraones" acaben momificados antes de tiempo. Quizás deberían releer los inicios de la Revolución Francesa, cuyos impulsores no buscaban la caída de la monarquía, sino el fin de los privilegios de los nobles y lograr un estado constitucional o parlamentario con su rey al frente. Algo muy similar a lo que pasa en todos estos Estados árabes de corte feudal pero doscientos veinte años más tarde. Fue el posicionamiento del rey frances del lado de los nobles lo que hizo que la burguesía, y el pueblo se vieran forzados a continuar su proyecto "sin corona" y a aventurarse solos en su lucha contra el Antiguo Régimen. El resto creo que lo sabemos todos, y ellos deberían tenerlo muy presente.

Desde Libia llegan noticias horribles, donde se está produciendo un auténtico genocidio por parte de este terrorista al que tantas fiestas les hemos dado en occidente.

España que tardó 48 horas en pronunciarse en el asunto de Egipto, ahora no para de hacer declaraciones por boca de Trinidad Jimenez (porque Zapatero está tan desaparecido o más que Mubarak y Gadafi en este tema). Ahora todos se suman a la bandera de la libertad, de que hay que oir al pueblo, de que tienen que dejar abrirse paso al proceso democrático, que hay que defender los valores de la igualdad de derechos, y todas esas proclamas que les llegan a estos pueblos un poco tarde. Mientras les interesó bien que les hicieron "la bola".
Es cierto que a todas estas dictaduras se les ha tratado siempre como un mal menor (como se trató a la de Franco) ante el Estado islámico y su sistema fundamentalista, y como "cortafuegos" ante occidente, pero al menos deberían ser honestos y reconocerlo.

Fue de vergüenza cuando el 1 de febrero, en plena revuelta La Internacional Socialista, (cuyo lema es "Políticas progresistas para un mundo más justo" jejeje) que tantos golpes de democracia se da en el pecho, expulsaba (un poco tarde y forzada por los acontecimientos) al Partido Nacional Democrático (partido de Mubarak) , tomando la misma decisión que tras las revueltas en Túnez, cuando expulsó a la Reagrupación Constitucional Democrática del presidente Zine El Abidine Ben Ali. ¿Pero que hacían estos partidos aquí? ¿Han tenido que esperar al clamor mundial para expulsarlos?

Aunque no sé de que nos extrañamos. ¿Alguien ha abierto la boca en pos de la libertad del pueblo cubano y del chino? Para esta izquierda siempre están "los mios" y el resto. Y a los mios les doy carta blanca.

Yo creo que la Internacional Socialista, en vez de expulsar a Mubarak y a Ben Alí, deberían haber hecho un ERE y pagarles una buena jubilación anticipada en España, que es donde viven bien los "camaradas de carnet".

Ahora todos se apuntan a ser el Anubis que conduce al difunto en el Duat.

En fin. Ojalá tengan suerte estos paises en su camino a la democracia, y alcancen, con los menos muertos posibles, la libertad soñada.

Para Egipto, que siempre ha sido clave en el equilibrio en el mundo árabe, pero especialmente por sus hospitalarias gentes y porque no queremos que su patrimonio cultural e histórico acabe como los "budas" de Afganistán, le deseo toda la suerte del mundo, y que no se les metan por medio los islamistas. Que estos están esperando recoger las nueces caídas del arbol agitado..... Que Alá y Nut les ampare.

Lo mismo para todos los paises árabes y no árabes que están bajo una dictadura y no disfrutan de la libertad de una Constitución basada en la soberanía popular.

Y a los paises democráticos.... un poco más de compromiso, de honestidad y menos cara dura.


Pdt: Ya sé que algunos de estos países del mundo árabe no pertenecen a Arabia, pero es que el título me gustó.

No hay comentarios:

BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II

BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II
1 de Mayo de 2011

Año de la Fe 2012-2013