viernes, 7 de octubre de 2011

Dentro de ti

¿Dices que estás solo? ¿Que no lo encuentras? ¿Qué no lo sientes? ¿Has buscado dentro de tí? ¿Has abierto las puertas y los cajones de tu interior?

Dios está tan cerca que te susurra al oido, que vibra en tu interior, que llama todos los días a tu puerta, que te pellizca el alma, que da calor a tu corazón.
Sientelo.

¿No lo encuentras? ¿Piensas que te ha dejado? Somos nosotros los que no le abrimos, los que miramos a otro lado al pasar a su lado.

La puerta de nuestro interior no tiene pomo por fuera. Sólo se abre desde dentro. Cristo llama y llama y los ruidos de nuestra vida, las ocupaciones, los desordenes, la comodidad y la debilidad nos impiden escucharlo.

¿Quieres sentirlo?
Cuando dudes, cuando te creas solo, cuanto te sientas abandonada, cuando no veas la salida pon la mano en tu pecho y escúchalo. ¿Lo sientes palpitar? ¿Sientes el latido de Su amor dentro de tí?
En cada pulsación te exclama "Te quiero" "Estoy aquí" "Dentro de tí" "En los demás" "Te quiero" "Junto a tí" late su palabra en nuestro pecho una y otra vez.

Siéntelo.
"pump, pump", "pump,pump". "Yo Soy", "Te quiero". Una y otra vez. No se cansa nunca de decirlo.

Donde mejor puedes encontrar a Cristo, es en el Sagrario, en los demás, en la Eucaristía y en tí mismo. Porque aquel que es todo Amor, late con fuerza en nuestro interior. Apartate del ruido. Escúchalo. Siente el latido de su amor en tu interior.

Cuanto mas nervioso, cuanto más necesitada, cuanto más angustiado, más rapido late tu corazón, porque más fuerte Cristo te repite una y otra vez lo mucho que te quiere, lo cerca que lo tienes, lo Vivo que te habla y que te escucha. Y más fuerte bombea por todo tu cuerpo su Fuerza y su Esperanza para que tú la sientas y saques fortaleza de donde no la tenías. Sientelo. Pon la mano en tu corazón y pídele esa fuerza que necesitas. Ahoga tu debilidad en su pecho.

¿Te sientes solo? Sumérgete en el silencio delante del Sagrario. Y allí, déjale que te hable. No le atosigues hablando tu solo. No apagues la conversación con tu monólogo. Deja que te hable en el silencio. Allí, ante el Sagrario sentirás ese latido maravilloso de vida y de esperanza en tu interior.

La oración, la oración es la llave que abre todas las puertas.
"Hablame Señor, que tu siervo escucha".

¿Te sientes sola? ¿Te ves desamparado? Búscalo en el amor a los demás. Derrocha caridad y encuéntralo a través de los ojos de los que te rodean. En casa, en el trabajo, en la calle, en tus ambientes, en los que más lo necesitan. Está ahí, observandote a través de las pupilas del otro, y latiendo en su corazón para que todo el mundo lo sienta.

¿Lo sientes ahora? Ha estado ahí siempre. Sólo faltabas tú en esta historia.

Él siempre está ahí. Abre el pomo de tu puerta desde dentro. Siéntelo latir en tu vida, en cada circunstancia, en cada quehacer, a cada minuto.

Cuando quieras ponerte a buscarlo, como en el hijo pródigo, Él ya te está esperando, sonriente y con los brazos abiertos para abrazarte.


2 comentarios:

David Rodríguez Jiménez-Muriel dijo...

Feliz regreso a la creación de entradas... Y a tenor de esta, con 7.000 millones de personas en el Mundo, me cuesta creer que alguien, NO LO ENCUENTRE. Basta saberlo en otros. Quizás no todos.

Un abrazo. Buena entrada.

Angel Henares dijo...

Gracias David.
"Buscad y hallareis, llamad y se os abrirá" Mt 7,7
Es cierto que la fe es un don de Dios, pero también es cierto que cuando no estamos cerca de Cristo, es porque nos alejamos nosotros.
Un abrazo

BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II

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