"Quisiera empezar este artículo aclarando que estudié en un colegio mixto, del que guardo recuerdos muy gratos; y que a mi propia hija la llevo también a un colegio mixto, del que no puedo sino predicar bondades. Pero el trato discriminatorio que nuestras autoridades dispensan a la escuela diferenciada, a la que ahora una lunática ley de «igualdad de trato» en ciernes pretende retirar los conciertos, se me antoja uno de los atropellos más descabellados que el sectarismo ideológico pueda perpetrar.
Que la ideología es aniquiladora de la razón, porque exonera al hombre de la nefasta manía de pensar, nutriéndolo de consignas desquiciadas, se comprueba fácilmente en este caso. Sostienen sus enemigos que la escuela diferenciada atenta contra la igualdad de hombres y mujeres, y que favorece la «segregación». Ambas son afirmaciones de una irracionalidad prejuiciosa y bestial.
Podría decirse que las escuelas diferenciadas atentan contra la igualdad si impartieran disciplinas distintas dependiendo del sexo de sus alumnos, o si tales disciplinas se impartieran con distintos grados de exigencia; pero nada de esto ocurre en las escuelas diferenciadas, fundadas sobre un presupuesto incontrovertible, a saber: que hombres y mujeres somos diferentes, fisiológica y psicológicamente; y que esta diferencia natural —que no debe confundirse con una capacidad intelectiva mayor o menor— configura nuestros métodos de aprendizaje. La escuela diferenciada propone métodos de aprendizaje diversos para lograr más plenamente la igualdad de hombres y mujeres, no para atentar contra ella. Y sus resultados avalan esta propuesta, como se demuestra en aquellos países —Gran Bretaña, por ejemplo— donde existe una tradición arraigada de escuela diferenciada.
Que la ideología es aniquiladora de la razón, porque exonera al hombre de la nefasta manía de pensar, nutriéndolo de consignas desquiciadas, se comprueba fácilmente en este caso. Sostienen sus enemigos que la escuela diferenciada atenta contra la igualdad de hombres y mujeres, y que favorece la «segregación». Ambas son afirmaciones de una irracionalidad prejuiciosa y bestial.
Podría decirse que las escuelas diferenciadas atentan contra la igualdad si impartieran disciplinas distintas dependiendo del sexo de sus alumnos, o si tales disciplinas se impartieran con distintos grados de exigencia; pero nada de esto ocurre en las escuelas diferenciadas, fundadas sobre un presupuesto incontrovertible, a saber: que hombres y mujeres somos diferentes, fisiológica y psicológicamente; y que esta diferencia natural —que no debe confundirse con una capacidad intelectiva mayor o menor— configura nuestros métodos de aprendizaje. La escuela diferenciada propone métodos de aprendizaje diversos para lograr más plenamente la igualdad de hombres y mujeres, no para atentar contra ella. Y sus resultados avalan esta propuesta, como se demuestra en aquellos países —Gran Bretaña, por ejemplo— donde existe una tradición arraigada de escuela diferenciada.
La acusación de «segregacionismo» es todavía más irracional y desquiciada. Los colegios de educación diferenciada no estorban que sus alumnos, una vez concluidas las clases, puedan relacionarse libremente con chicos del otro sexo, con las limitaciones que sus padres les impongan (o traten de imponerles).
Acusar a la escuela diferenciada de favorecer la desigualdad y la segregación nos obligaría a lanzar idéntica acusación contra los campeonatos de tenis; pero yo todavía no he visto a nadie que proteste porque Nadal no juega contra Kournikova, ni tampoco a nadie que se le ocurra afirmar que Nadal no puede ligarse a Kournikova (o viceversa) porque no les dejan enfrentarse en los campeonatos de tenis. Si alguien lanzara tales protestas o afirmaciones lo tendríamos por un necio redomado; sin embargo, tales necedades, referidas a los colegios diferenciados, triunfan, en alas del sectarismo ideológico, e incluso pueden imponerse mediante leyes que les denieguen arbitrariamente los conciertos.
Uno puede entender que los poderes públicos establezcan requisitos para que los centros docentes se beneficien de ayudas; pero tales requisitos no pueden ser arbitrarios, ni regirse por el más despepitado sectarismo ideológico, que disfraza el mismo odio despechado que la zorra de la fábula dispensaba al racimo de uvas que no podía alcanzar: odio, en primer lugar, a la excelencia; y también odio hacia una escuela que se resiste a ser convertida en el corruptorio oficial y en la fábrica de votantes en que nuestros sectarios pretenden convertir la escuela pública.
La escuela diferenciada es la primera pieza que estos sectarios pretenden cobrarse; después vendrá la escuela concertada católica, no importa que sea mixta o diferenciada."
"SECTARISMO IDEOLÓGICO" (sobre la educación diferenciada) por Juan Manuel de Prada. ABC, 30 de Mayo de 2011
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NOTICIA EXTRAÍDA DEL DIARIO "LA RAZÓN":
Una discriminación que costará a los padres 300 millones
La ley de igualdad obligará a privatizar la educación de 50.000 alumnos al cortar la ayuda a los centros que educan por sexos
Cerca de 50.000 alumnos cursan estudios en los 67 colegios de educación diferenciada repartidos por nuestro país. Hay que tener en cuenta que, según la Asociación Europea de Educación Diferenciada (EASSE), el 95 por ciento de estos colegios tienen un exceso de demanda en nuestro país. Y además, el 30 por ciento de las solicitudes de padres no pueden ser atendidas. Pero lo que antes suponía una opción educativa económica, va a ser difícil de afrontar para muchos padres. El fin de las subvenciones significará que las familias tengan que abonar una cuota de entre 500 y 600 euros al mes por alumno, una cantidad que vendría a cubrir el sueldo de los profesores. En total, estos padres deberán desembolsar alrededor de 300 millones de euros al año.
«Era una amenaza, pero ya es una realidad», se lamenta Pablo Lorenzo, de 39 años, y director técnico en una empresa de artes gráficas. Junto con Carmen, de 37 años –asistente personal por las mañanas, madre de familia numerosa el resto del día–, crían a cinco niños. Él estudió en un centro de educación diferenciado, ella en un colegio mixto. Ambos «investigaron» cuál de las opciones era la mejor para sus hijos. Y optaron por la diferenciada. «El fracaso escolar es más bajo y los alumnos están más centrados en los estudios. Es lo que quería para mis hijos», argumenta Pablo. Y, «en contra de lo que dice la ministra» Leire Pajín, «yo no he salido machista por estudiar allí». Es más: el fracaso escolar en estos centros afecta al 5 por ciento del alumnado; la media en general es del 30 por ciento.
«No hay otra opción»
Así, la pareja matriculó a sus hijos en el Colegio Tajamar, en el madrileño barrio de Vallecas. «No teníamos para llevarlos a un centro privado», dice Pablo. Ahora, sin la subvención, «toca renunciar a muchas cosas; nos van a obligar a elegir cuál de nuestros hijos vamos a tener que matricular en otro centro». Quizá tengan que trabajar más horas, pedir algún tipo de crédito, o concretar con el colegio alguna fórmula para afrontar los gastos. Pero en ningún caso «nos planteamos la posibilidad» de elegir otra opción educativa para los pequeños.
Porque Pablo, al igual que los miles de padres que se encuentran en idéntica situación, cree que estamos ante una ley «política». «Entiendo que una ley se implante para cubrir una demanda social. Pero el Gobierno nos está diciendo cómo educar a nuestros hijos. No podemos permitirlo», defiende.
La ironía está servida: una ley nacida en principio para evitar la discriminación va a ser denunciada por muchos hogares precisamente por discriminar. «Varios padres nos hemos puesto de acuerdo. Si me quitan mi libertad de elección, emprenderemos acciones legales, denuncias o iniciativas de cualquier tipo. No sé si además se organizará alguna manifestación. No nos vamos a quedar callados», asegura. Porque el triste saldo que arroja la Ley de Igualdad de Trato es que, «si no tienes recursos, no tienes derechos».
Fuera ya del ámbito educativo, Pablo tampoco comprende la finalidad con la que nace esta nueva legislación, que se aprobará a lo largo del año. «¿Ahora resulta que puedo denunciar a una empresa porque han ascendido a un compañero por ser más guapo que yo?», se pregunta con incredulidad.
Un ahorro millonario que se pierde
- Con el fin de los conciertos para los centros diferenciados, las comunidades autónomas dejarán de ahorrar millones. Gracias a los colegios concertados, la Educación pública se ahorra unos 2.350 millones de euros al año. Así lo afirma un estudio de la patronal CECE de escuelas concertadas.
http://www.larazon.es/noticia/8297-una-discriminacion-que-costara-a-los-padres-300-millones
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