jueves, 16 de junio de 2011

APRENDER A ESCUCHAR

Hace un tiempo leí este texto que me gustó bastante y que a veces doy a los padres de mi colegio (aunque sus hijos sean ya mayores). No se dónde lo encontré ni se de quién es (si alguien lo sabe ruego me lo diga para poder indicarlo aquí). Lo comparto con vosotros:

ANDRÉS APRENDE A ESCUCHAR A SU HIJO

Andrés ya no sabe que hacer, Daniel y Juan, los mellizos, de 4 años, necesitan mucha atención de su parte y Pablito, el hijo mayor de 8 años, quien había estado sacando buenas notas en la escuela parece tener problemas y las notas han bajado.

En la escuela de Pablito le ofrecen a Andrés la posibilidad de asistir a un grupo para compartir con otros padres y aprender cosas nuevas para que les ayuden con sus hijos. A Andrés le gusta el grupo y además hay guardería de niños y puede dejar a los mellizos allí. En una de las sesiones la orientadora de grupo dividió a los padres en parejas y les dijo que unos iban a ser el padre o la padre y el otra el hijo o hija. El ejercicio consistió en que el hijo/a le traía un problema al padre/madre y los dos tenían que conversar hasta encontrar una solución. Al terminar el ejercicio, muchas de las personas que hicieron el papel de padres, se dieron cuenta que no sabían escuchar y que en vez de conversar con sus hijos terminaban por dar un sermón. Y los padres que en el ejercicio tomaron el papel del hijo terminaron por sentirse mal, frustrados e incomprendidos porque nadie les había escuchado.

La orientadora hizo otro ejercicio con los padres enseñándoles a escuchar. Esta vez los padres que tomaron el papel del hijo terminaron por sentirse realmente tomados en cuenta y comprendidos.

Andrés regresó a su casa motivado y quiso poner en práctica lo que aprendió en el grupo. Al llegar Pablito del colegio Andrés lo notó desanimado y triste. Andrés le preparó la merienda y después lo invitó a sentarse junto a el para conversar acerca de los sucesos del día. Pero antes puso el video favorito de los lunnies en el DVD de manera que ellos estuvieran entretenidos y no interrumpieran cuando el estuviera conversando con Pablito.

Andrés y Pablito se colocaron frente a frente de manera que los ojos de Andrés estaban a la altura de los ojos de Pablito y se podían mirar. Andrés le preguntó que le había pasado en la escuela y Pablito le dijo que una niña, Rosa Bermudez, lo acusó con la maestra de haberse copiado de Manuel y no era verdad. Andrés repitió lo que dijo Pablito, “que Rosa Bermudez, te acusó con la maestra por haberte copiado de Manuel y esto no es verdad.” Pablito asintió con la cabeza. Entonces Andrés le preguntó a Pablito que cual era la solución para él. Pablito respondió: “No se”. Andrés tenía la solución pero con gran esfuerzo se quedó callado (normalmente el hubiera mirado el reloj, dicho cual era la solución y se hubiera sentido satisfecho de haberle dado la solución a su hijo y allí hubiera terminado la “conversación” con Pablito).


Esta vez, Andrés motivó a Pablito a que el pensara en una solución. Después de uno intentos Pablito dijo que iba a hablar con la maestra y explicarle que sí se había fijado en el cuaderno de Manuel pero no para ver los resultados de las sumas sino para ver una calcomanía (sticker) muy divertida que Manuel había pegado en la página y también le iba a decir a la maestra que le podía preguntar por las sumas hasta 6, que él sí se las sabía. De nuevo Andrés repitió lo que había dicho Pablito y el asintió. A Andrés le pareció que la solución de Pablito era una buena solución y se sintió orgulloso de él y le dijo:

”Pablito cuando te veo así tan preocupado y triste yo me siento triste también, pero ahora, después de que hablamos, me siento contento y muy orgulloso de ti porqué pensaste en una buena solución. Y lo que me gustaría es que en cualquier momento que necesites hablar conmigo me busques. Yo se que he estado muy ocupado con el trabajo, con Daniel y Juan, pero quiero remediar eso.” Lo abrazó y le dio un beso. “Pablito, te quiero mucho, mucho.” Pablito sonrió contento.

A continuación encontrarán los pasos a seguir para este ejercicio.

Ejercicio para Escuchar a Nuestros Hijos

  • Aparta tiempo para esta conversación. Si andas apurado o irritado, ni lo intentes.
  • Pregúntate a tí mismo si estás dispuesto a conversar con su hijo/a.
  • Encuentra un lugar donde podáis estar los dos sentados.
  • Es importante que estéis al mismo nivel para que os podáis mirar a los ojos.
  • Una excelente manera de darte cuenta si has entendido lo que tu hijo/a te ha dicho es que repitas con sus propias palabras lo que acaba de decirte y le preguntes si eso fue lo que dijo.
  • No interrumpas.
  • Cuando no entiendas algo, pídele a tu hijo/a que lo aclare, pero no lo bombardees con preguntas.
  • Trate de reconocer lo que está sintiendo tu hijo/a al hablar del tema.
  • Exprese lo que piensas que él/ella está sintiendo. Dile que lo nota “triste” o “con rabia”, etc. Esto va a ayudar a tu hijo a reconocer e identificar sus sentimientos..
  • Si tienes que encontrar una solución, pregúntale a tu hijo/a cuál sería según él/ella la solución. Deja que él/ella hable de la solución antes que tú.
  • Repite en sus propias palabras la solución que dió y luego puedes conversar acerca de lo acertado de la solución o si habría que modificarla.

Si sigues estos pasos vas a poder entablar una buena conversación con tu hijo/a. Una conversación en la cual os escucháis mutuamente y podéis trabajar juntos hasta llegar a una resolución del conflicto o del problema. Y los dos os vais a sentir tomados en cuenta e importantes el uno para el otro.

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